EDITORIAL
Durante este mes dedicaremos un sencillo homenaje a nuestras mujeres en Colombia y el mundo.
Desde una perspectiva social, ambiental, política, histórica, humana y desde el conflicto, que algunos se atreven a desconocer; merecen todo el honor y desagravio con el componente ético que no podía faltar.
Colombia, se dice es un Estado Social del Derecho, pero nuestra realidad dice lo contrario, baja la cabeza y dar vergüenza: es un gran engaño.
Este país ha centrado la política de manera soterrada desde la condición varonil y no es cierto que exista igualdad pues basta con ver el componente de mujeres en la “Corporaciones de Justicia” como la Corte Constitucional, la Corte Suprema de Justicia, el Consejo Superior de la Judicatura y el Consejo de Estado…¿Cuál justicia?
Por ello este sistema es un energúmeno, enano, acéfalo e indolente como quien desea perpetuarse en el poder creyendo que es él mesías enviado.
No obstante la esperanza no muere, debe re-vivir y ser como el ave fénix, evidentemente es un proceso de lucha, que no solo existe en Colombia también en otros hemisferios y que presumiblemente desconocemos como los sucesos de África y el sudeste asiático.
Eso si también existen mujeres que no son muy gloriosas que han vendido la patria con discursos simplistas e irresponsable – ante esas cosas, debemos prepararnos para que no se repitan esos sucesos.
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